jueves, 27 de febrero de 2014


La rebelión de los excluidos



Tras la ola de protestas sociales iniciada en junio del año pasado, comienza a dibujarse un nuevo fenómeno social en Brasil. Losrolezinhos comenzaron a acaparar atención cuando el pasado 7 de diciembre cerca de 6.000 jóvenes se reunieron a través de las redes sociales en el centro comercial Metrô Itaquera, en la zona este de São Paulo, una de las regiones más pobres de la ciudad.
El grupo, en su mayoría negros y mestizos, apareció en el centro comercial que se autodefine como un “emprendimiento para la nueva clase media”, vistiendo sus gorras y bermudas y oyendo funk. Desde aquel día, al menos otros cuatro rolezinhos, definidos por la policía como tumultos, se repitieron en diferentes grandes superficies del Estado con casos de robo aislados. En todos, causaron pánico entre los dependientes y compradores.

PAULO LINS (escritor, autor de Ciudad de Dios)
"No veo nada de espontáneo en este fenómeno"
El rolezinho es una forma de llamarla atención en el hecho de que Brasil es un país racista y que demuestra que es una manifestación extremadamente política y organizada. No veo nada de espontáneo en este fenómeno. Creo que el debate público en la periferia de Brasil es muy grande. Desde los años 90, la música, la literatura, la poesía, el rap son muy políticos y esos jóvenes se conectan así con la política, escuchan a las personas hablar, debatir, yo incluso ya organicé varios debates con niños en las favelas. Los políticos no están percibiendo que la periferia está cambiando, que no acepta más los desmanes políticos. Hoy conversas con un joven de 15 años de la periferia y sabe todo lo que está sucediendo, presenta las mismas ideas que un joven del centro de la ciudad.

RUDÁ RICCI (doctor en ciencias sociales y autor de "Nas Ruas", sobre las protestas de junio)
"Quien está politizando este juego infantil es la policía"
Los rolezinhos nacen de dos sentimientos que se cruzan. El primero, fruto de la inclusión por el consumo provocado por el lulismo. No hubo inclusión social por la lucha por los derechos (motivada por movilizaciones y protestas sociales que, victoriosos, generarían identidad social y política) o por la política (fruto del compromiso sindical o partidario).
La inclusión por el consumo diseminó la idea de que el prestigio social se vincula a bienes adquiridos, si es posible, de los mejores. El segundo sentimiento es el resentimiento, fruto de la condición social de los habitantes de la periferia. No está directamente vinculado al patrón de consumo (varios de ellos poseen casas con televisiones de pantalla plana, celulares y zapatillas de última generación), pero sí al desinterés de los gobernantes (no poseen áreas o programas culturales o de ocio y son tratados con violencia por la policía) y, principalmente, por la discriminación de las clases medias tradicionales.



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