“La Nueve”, los olvidados republicanos de la victoria aliada.
La Nueve -cuyos tanques y vehículos de combate habían sido bautizados con nombres procedentes de la Guerra Civil española, como ‘Madrid’, ‘Guernica’ o ‘Guadalajara’- había participado en la campaña de África contra Rommel y no sólo liberaron París, sino que participaron en la ofensiva en Alsacia y en el definitivo asalto en Alemania contra el ‘Nido de Águilas’ de Hitler. Perecieron más de mil hombres.
La historia de ‘La Nueve’ era hasta hace poco prácticamente desconocida, pues la historia oficial en Francia ha echado una cortina de silencio y de olvido sobre esa participación española y extranjera en la liberación de París y en la resistencia contra el nazismo.
Alberto Marquardt, director argentino afincado en Francia, se interesó en 2002 por estaepopeya de ‘La Nueve’ y por su carácter simbólico para restablecer la verdad histórica. Siete años después, Marquardt consiguió montar la producción y con magníficas imágenes de archivo y las entrevistas a dos de los supervivientes: el catalán Luis Royo y el asturiano Manuel Fernández, sin amarguras ni recriminaciones, reconstruyen con emoción la historia de la Nueve.
Supervivientes de trinchera extranjera
Alberto Díaz Gálvez se fue a la guerra por una frase que pronunció su padre. Fue un sábado, la memoria no le falla a este superviviente de la II Guerra Mundial que ya cuenta 89 años. Estaban sentados a la mesa su madre, los nueve hermanos, y en un extremo, su padre, hombre severo, siempre comiendo con un periódico en una mano y la cuchara en la otra. Reinaba el silencio sepulcral de siempre para no entorpecer la lectura del progenitor. Daban por la radio el parte, hablaban de los avances de los alemanes en el frente ruso. A un hermano de Alberto se le ocurrió hacer una broma sobre los falangistas, y aunque se trataba de una familia básicamente apolítica, el padre pidió a los chicos que no criticaran tanto, ya que ellos no estaban dispuestos a irse al frente.
Para algunos, la II Guerra Mundial fue una oportunidad de seguir luchando por la libertad tras la derrota en la Guerra Civil. Para otros, la oportunidad de detener el avance del comunismo. La mayoría de los entrevistados por este periódico no reniega hoy de sus ideas. Y coinciden en la inutilidad de las guerras. "No me reprocho haber ido a la División Azul, no me avergüenzo", confiesa Díaz Gálvez, "pero menuda estupidez son las guerras, ¡irse a morir por la patria a Rusia!, ¡vas tú a arreglar el mundo, chalao!", dice con el gracejo de su acento almeriense.