jueves, 27 de marzo de 2014

Jesse Owens



 Fue un popular atleta estadounidense de origen afroamericano. Participó en los Juegos Olímpicos de Berlín 1936, donde consiguió fama internacional al lograr cuatro medallas de oro: 100 metros lisos, 200 metros lisos, salto de longitud y como participante del equipo ganador en la carrera de relevos 4x100 metros. Fue el atleta más exitoso de los juegos olímpicos del verano de 1936. En su nombre, fue instituido el premio Jesse Owens por la importancia de su carrera.


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Owens nació en OakvilleAlabama (Estados Unidos), pero se trasladó a Cleveland,Ohio, cuando tenía nueve años. Era el séptimo de los once hijos de Henry y Emma Owens. Owens era el nieto de un esclavo y el hijo de un granjero

Owens siempre atribuyó su exitosa carrera en el atletismo al estímulo de su entrenador durante sus estudios en el instituto Fairview Junior HighCharles Riley, que le introdujo al atletismo. Riley, junto a Harrison Dillard, un atleta de Cleveland, inspiraron al joven Owens. Como Owens trabajaba arreglando zapatos después de la escuela, Riley permitió a Jesse entrenar antes de las clases, en vez de en el horario habitual de los entrenamientos.

Los Juegos Olímpicos de 1936, en Berlín, fueron una exaltación del nazismo capitaneado por Adolf Hitler. El gigantismo olímpico nació en Berlín. Hitler se había dado cuenta de que las grandes competiciones deportivas podían transformarse en una formidable plataforma de propaganda política y decidió aprovechar la ocasión que le brindó el COI. Había que haberlos vistos, reunidos en grandes salones, rodeados de esvásticas y programando grandes despliegues. Eso sí, todo muy grande. Todo de piedra, "único material digno de representar a nuestro régimen", comentaba el Führer en aquellas reuniones.Aquellas reuniones.


El asunto se calentó tanto, tanto, que el COI creyó oportuno darle untoque a Hitler. Bueno, más que un toque, un aviso. Baillet-Latour aprovechó un viaje a Garmisch Partenkirchen, poco antes de que se celebrasen los Juegos de Invierno, del 6 al 16 de febrero de 1936, para recordarle a Hitlek que "debe usted respetar el contenido de la Carta Olímpica", en el que se hace referencia aque ninguna persona podrá ser excluida de los Juegos Olímpicos a causa de su religión, raza o ideas políticas". El Führer pareció escucharle. Y el presidente del COI terminó diciendo: "Y sepa usted que, en la ceremonia inaugural, no debe pronunciar ningún discurso político, limitándose a decir, simplemente: 'Declaro abiertos los Juegos de la XIª Olimpiada".




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