Presentismo
Dentro de la filosofía del tiempo, el llamado presentismo es la creencia de que únicamente existe el presente, mientras qu
Las entidades “pasado” y “futuro” deben, por tanto, ser consideradas como constructos lógicos o ficciones. Lo contrario del presentismo sería el eternalismo o creencia de que las cosas en el pasado y en lo por venir existen eternamente. Otro punto de vista similar al eternalismo (aunque sostenido por pocos filósofos) es la teoría del universo de bloque, que argumenta la existencia del pasado y el presente, pero no la del futuro.
El presentismo es compatible con la relatividad o invariancia galileana, en la cual el tiempo es independiente del espacio, pero probablemente es incompatible con la relatividad de Einstein/Lorentz juntamente con otras tesis filosóficas que muchos encuentran indiscutibles. Según otras fuentes, la ontología del presentismo sostiene que sólo existen los objetos y tiempos presentes y que la principal razón filosófica para aceptar el presentismo es que permite solucionar el problema del cambio sin convertir las propiedades intrínsecas de un objeto en relaciones. Sin embargo, siendo el presentismo compatible con el espacio-tiempo newtoniano, pierde validez cuando intenta explicar el espacio-tiempo de Einstein-Minkowski. La razón es que en el espacio-tiempo relativista cada observador tiene su propio presente (su propia hiper-superficie de simultaneidad). Por tal motivo, se han dado diversas versiones del presentismo: "presentismo de cono", de "punto" y de "superficie". Los dos primeros intentan acomodar el presentismo a la teoría de la relatividad; el último, en cambio, propone adaptar la relatividad al presentismo.
Dichas fuentes, además, definen como teorías no-presentistas: el eternalismo o modelo de universo de bloque, que considera que todos los acontecimientos pasados y futuros son tan reales como los presentes. La otra ontología no-presentista es el modelo de universo bloque en expansión, que asume que el pasado es tan real como el presente, pero el futuro es irreal.
Hoy nos sorprendemos por la violencia de las acciones de Femen pero podemos ller este texto:
“Si el mundo consideraba al Imperio Británico rico y poderoso, al gobierno de Asquith le achacaban una debilidad crónica. A todas luces, parecía incapaz de sofocar las acciones industriales violentas o la locura del Ulster. Parecía incapaz incluso de lidiar con el movimiento sufragista, cuya clamorosa campaña por el voto de la mujer se había vuelto ensordecedora. Las militantes rompían las ventanas de todo Londres; usaban ácido para quemar sus lemas sobre el césped de los campos de golf; en prisión, hacían huelgas de hambre. En junio de 1913, Emily Davison se mató al tirarse a los pies del caballo del rey en el Derby. Durante los primeros siete meses de 1914, las sufragistas prendieron fuego a 107 edificios.”
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