lunes, 27 de enero de 2014


La gran guerra vende


El año 2014 ha nacido mirando hacia el pasado, hacia 1914, cuando Europa comprobó que el Siglo de las Luces, la revolución tecnológica de la modernidad, la esperanza y la confianza en el futuro podían quedar destrozados en la gran carnicería de la Primera Guerra Mundial.

El conflicto estalló en el verano de hace un siglo, unas semanas después del asesinato del archiduque Francisco Fernando de Austria, el 28 de junio en Sarajevo. Pocas conmemoraciones históricas han provocado un aluvión similar de novedades editoriales y un debate tan profundo. La Primera Guerra Mundial es el conflicto más influyente, sobre todo para Europa, incluso más que la segunda, pero el problema está en que todavía no hay un acuerdo global sobre su origen.



           Francia

Si bien la Primera Guerra Mundial es objeto ocasional de enfoques literarios o artísticos, el momento privilegiado para estudiarla es la clase de historia. Un alumno francés se enfrenta en tres ocasiones a lo largo de su escolaridad a las trincheras embarradas y los ataques mortíferos. Desde su último curso de primaria hasta su clase de Première (segundo de bachillerato) en el liceo, pasando por la etapa intermedia del collège,tiene tres cursos en los que estudia la Gran Guerra ampliando el contenido pero de acuerdo con una misma pauta. En las cuatro o cinco horas que está previsto que dedique un profesor de historia de secundaria al conflicto, la selección de problemas que hacen los planes de estudios nacionales no busca un conocimiento profundo de la guerra y sus desafíos, sino que incita a los enseñantes a concentrarse en ciertos aspectos en detrimento de una comprensión global de la guerra, que queda a merced de las decisiones vinculadas a las últimas evoluciones de la historiografía. Una vez abordadas a toda prisa las fases militares, la violencia de masas se convierte en el telón de fondo y el principal eje de trabajo. Así, desde la batalla de Verdún, símbolo de la guerra de trincheras y de un grado de violencia hasta entonces desconocido, hasta el estudio de la experiencia de combate, el profesor debe encauzar los temas de manera que permitan comprender el fenómeno de la movilización total de las sociedades en guerra.



“Estoy sentado al sol en la trinchera. La lluvia que nos ha perseguido durante dos días ha cesado y el mundo debería parecernos maravilloso (…) pero la verdad es que es algo indescriptible. Trincheras, pedazos de equipo, ropa (probablemente manchada de sangre) municiones, gorras, etc. Pobres chicos muertos tirados por todas partes. Algunos son de los nuestros, otros de la Primera Brigada que pasó por aquí antes y muchos son alemanes. Todos los setos rotos y pisoteados, la hierba machacada sobre el barro, agujeros donde han caído las bombas, las ramas arrancadas de los árboles por las explosiones. Por todas partes los signos despiadados, duros y sombríos de la batalla y la guerra. Ya no puedo más”.
La descripción corresponde al 14 de septiembre de 1914, a la primera batalla de Aisne. Un mes antes de que el capitán británico JC Peterson escribiera estas líneas en su diario personal, alguien de su mismo batallón, el primero de Infantería del Sur de Gales, escribía secamente en el diario oficial: “A medianoche se ha declarado la GUERRA entre GRAN BRETAÑA y ALEMANIA. Nuestro batallón comienza a movilizarse. Todos los oficiales de permiso son llamados a filas y examinados por el médico”.






La del 14 fue una guerra que España no libró. Pero no se libró de ella. Nos abrasó. Y de sus efectos se deriva buena parte de lo que ocurrió año después en este país. Cuando se van a cumplir 100 años del comienzo de la Gran Guerra, conviene también rememorar su impacto sobre nuestro país, un país que no participó en las dos guerras mundiales, pero éstas sí participaron en él.
No iba a ser en 1914-1918 la última vez que ocurría algo así. Pasaría después con la Segunda Guerra Mundial, que en parte se libró antes en España en la Guerra Civil, y volvió a pasar con la Guerra Fría que vino a socorrer al régimen de Franco. Pero la Primera Guerra Mundial parecía más lejana y sin embargo resultó muy cercana.
Varios historiadores han estudiado este impacto, entre ellos, y destacadamente, Julián Casanova (en diversas obras) y Francisco J. Romero Salvadó, cuyo libro  España 1914-1918: Entre la guerra y la revolución resulta esencial para la comprensión del fenómeno. “España no entró en la guerra pero la guerra entró en España”, afirma con rotundidad. La Gran Guerra fue objeto y sujeto, espejo y proceso para España. Los estertores de la Restauración empezaron en estos años, y su falta de solución –denunciada por los regeneracionistas y por esa generación de intelectuales que se vino en llamar la Generación del 14, aunque no por la guerra sino por las iniciativas tomadas en ese año, entre otras la Liga de Educación Política- acabó llevando a la Monarquía a su final con el enorme error de la dictadura de Primo de Rivera y eventualmente, con la llegada de la II República y la Guerra Civil.





miércoles, 22 de enero de 2014

Los hijos de los narcotraficantes mexicanos quieren ser cantantes.


Las autodefensas de Michoacán han dado a conocer este martes que los hijos de uno de los líderes del grupo delictivo Los Caballeros Templarios, han creado su propio sello discográfico.






Las auto defensas de Michoacán (suroeste de México), civiles levantados en armas contra el cártel de Los Caballeros Templarios, han dado a conocer este martes que los hijos de uno de los líderes del grupo delictivo, Enrique Plancarte, han creado su propio sello discográfico.
Montados sobre caballos, autos último modelo, con vestimentas de mariachi, vestidos ceñidos con motivos templarios y localizaciones de lujo son algunas de las imágenes que se pueden encontrar en Facebook, Instagram y YouTube de los cantantes Melissa Plancarte, La Princesa de la banda y su hermano, Kike Plancarte, El Príncipe de la banda.









Melissa Plancarte, cantante grupera y presunta hija de templario.

Es común que en distintas ocasiones se les vea involucrados a los cantantes de música banda en fiestas o reuniones de los cárteles; pero en el caso de Melissa, la situación no se puede ver con el mismo cristal, pues se presume que es la hija de Enrique Placarte Solís, uno de los líderes de Los Caballeros Templarios.
La llamada “Princesa de la Banda” y Kike Plancarte “El Príncipe de la banda”, fueron señalados por las autodefensas michoacanas como los hijos de Plancarte Solís, quien se cree es el principal financiador de sus carreras artísticas.



La denuncia se realizó a través de la página en Facebook Valor por Michoacán; hasta el momento ni Melissa ni Kike han aceptado ser hijos del líder templario.
Los hermanos Plancarte lanzan sus álbumes bajo el sello “PlanRecords Entertainment”, que además se ha encargado de promover su imagen, música y videos y a través de las redes sociales desde 2012.
Melissa Plancarte tiene un corrido presuntamente dedicado al fundador de Los Templarios, Nazario Moreno cuyo título es ‘Mis soldados son mis Guerreros ( A El Chayo) ’ y dice: No soy narcotraficante, soy jefe de una familia. Si persiguieron a Cristo, qué tiene que me persigan”.









lunes, 20 de enero de 2014

Mucho mas que un beso

Crítica

La foto de una pareja besándose ondea en el cartel de la exposición París en libertad. Aquel retrato se hizo allí mismo, ante el Ayuntamiento de la capital francesa hace más de medio siglo. De la trasera de ese mismo edificio parte ahora la cola de viejos y jóvenes que esperan horas girando por la calle de Rivoli para poder ver las fotos de Robert Doisneau en la que es la muestra estrella del otoño en la capital francesa. La larga espera es una suerte de homenaje, 12 años después de su muerte, al hombre que fabricó con El beso un icono, la Mona Lisa de la fotografía. Francia ha hecho de su célebre Beso un fetiche nacional. El retrato de Doisneau fue el protagonista de la campaña para los Juegos Olímpicos 2012 de París. Es un emblema, y Doisneau, otro. Una cincuentena de escuelas llevan su nombre en Francia. Se le han dedicado más de un centenar de libros y varias películas. Su obra adorna millones de tarjetas postales, de agendas y calendarios, y del cartel de El beso se han vendido más de 500.000 ejemplares en todo el mundo. Doisneau llevó bien esta popularidad tardía: "Todo antes que la indiferencia", solía decir.

La doisneaumanía alcanza también a los originales de sus fotos. En la galería Claude Bernard, de París, sus fotografías oscilan entre 6.000 y 8.500 euros, excepto El beso, que alcanza los 25.000 euros. Algo insospechado para un Doisneau que vivió modestamente, en su apartamento de siempre, en Montrouge, en las afueras de París, desde 1937 hasta su muerte, entre sus negativos, mientras el mundo que captaba se extinguía lentamente. Porque en la vida de Doisneau, la fotografía lo era todo, las veinticuatro horas del día.



El sueño en color de Robert Doisneau



El sueño americano de Robert Doisneau es en color, o mejor dicho, en esos tonos pastel del desierto californiano que muchas veces ni parecen verdaderos colores. El célebre fotógrafo de El beso, el hombre que fijó con su cámara el retrato romántico de un París en eterno blanco y negro, convirtió su serie Palm springs en un viaje insólito en el que su mirada (melancólica y amable en casa) se tornó irónica y afilada en el extranjero. La exposición Robert Doisneau. From craft to art. Palm springs, 1960cuya última parada está siendo en el Centro de Arte de Campredon de Francia— recoge este trabajo menos popular del fotógrafo (nacido en 1912 en un suburbio de la capital francesa y fallecido en 1994) y lo incluye en un recorrido que también cuenta con un centenar de fotografías en blanco y negro (la mayoría poco difundidas) y documentación personal facilitada por sus dos hijas.

“Al final de su vida mi padre decía que si hubiera tenido la posibilidad de volver a hacerlo todo, lo hubiese hecho en color”, afirma Francine Déroudille, quien junto a su hermana Anette trabaja desde hace años en la divulgación e investigación del legado fotográfico de su padre. “Supongo que lo decía en broma, pero aun así, creo que su imagen del fotógrafo del blanco y negro está lejos de la realidad. Si trabajó en ese formato fue principalmente por razones prácticas. La fotografía en color era carísima y además, no se conocía bien su longevidad. Curiosamente, hoy tenemos que proceder a la restauración de las diapositivas cada vez que queremos utilizar una imagen suya en color, así que en el fondo sus preocupaciones estaban más que justificadas”.


 Cerca de París14 de abril de 1912 - París, 1 de abril de 1994 fue un fotógrafo francés.
Recibió la formación de grabador litográfico y tipógrafo en París. En 1929 comienza a realizar sus primeras fotografías aprendiendo de forma autodidacta y leyendo las instrucciones de las cajas de emulsión para revelar. Comenzó a trabajar en un estudio fotográfico que posteriormente compraría al morir su dueño. En 1931 comienza a trabajar con el artista André Vigneau gracias a sus conocimientos como grabador, éste le introduce en el mundo de la fotografía como arte. En una entrevista con El País Semanal en 1991 contaba "Cuando yo empecé, nadie conocía a nadie. No había revistas que difundieran la obra de los fotógrafos más interesantes. Por eso la única persona que me influyó fue Vigneau. Era formidable: escultor, pintor, fotógrafo". En esta época también descubriría a Man Ray.

Metropolis: absurdos arquitectónicos - El

MASTER STREET PHOTOGRAPHER

MASTER STREET PHOTOGRAPHER


martes, 7 de enero de 2014

ÚTIL E INÚTIL




La crónica de sucesos acaecidos en París el 26 de diciembre de 2013 revela que un hombre de letras desesperado, enojado contra unas instituciones indiferentes a su amor apasionado por la cultura, embistió con su coche las puertas enrejadas del palacio del Elíseo. El conductor, Attilio Maggiulli, no pudo soportar lo que consideraba un desprecio oficial hacia el proyecto de su vida, el Théâtre de la Comédie Italiénne que perdió casi un 50% de subvenciones públicas en tres años, y no halló forma mejor de presentar su memorial de agravios que estampando su indignación contra la sede oficial de la presidencia de la República Francesa.





Dicha pretensión se ha extendido ya a todos los ámbitos. “El utilitarismo ha invadido espacios en los que que no debería haber penetrado nunca, como las instituciones educativas”, denuncia el profesor calabrés. Y advierte: “Cuando se recorta el presupuesto para las universidades, las escuelas, los teatros, las investigaciones arqueológicas, las bibliotecas… se está cercenando la excelencia de un país y eliminando cualquier posibilidad de formar a toda una generación”.