Brasil pone en jaque la burbuja del fútbol
El Mundial arranca con el agravio popular por los dispendios, los retrasos organizativos y por la cuantía de las primas ● También se impone el desasosiego de los patrocinadores ante las corruptelas con Qatar 2022 y la multitud de lesiones por un calendario exprimido.
A la espera de que ruede la pelota y ver si todavía sirve de anestésico, la nomenclatura del fútbol afronta con espasmos una situación paradójica: ¿será precisamente en Brasil, su vivero más feliz, donde se le desinfle la burbuja? ¿Es posible que una cartelera con 64 partidos y 736 jugadores no pueda justificar el dispendio en un país que siempre fue la gracia por excelencia del fútbol? Por el eco que llega en Brasil, la tierra de Leónidas, Pelé y Ronaldo, la respuesta es no. Con el fútbol por bandera no vale todo y, a dos días de que se abra el telón de este vigésimo Mundial, la FIFA y su caladero político se encuentran con una oposición que ya trasciende lo popular. La calle, donde se priorizan otras necesidades, protesta contra el derroche y hasta los patrocinadores elevan la voz, temerosos de que se emborrone su imagen.
Un Mundial por las nubes
Brasil ya ha invertido unos 2.500 millones de euros en las 12 instalaciones del Mundial, más que Sudáfrica y Alemania juntas
Seis años atrás, cuando Brasil fue escogido para acoger el Mundial 2014, el país apostaba por mostrar al exterior que también tendría una actuación impecable fuera del campo. Sin embargo, incidentes como la caída de la grúa que provocó dos muertes en el Arena Corinthians (São Paulo) este miércoles puede tener el efecto contrario al dar margen a las dudas sobre la capacidad real de Brasil para soñar con grandes eventos.
Antes, ya hubo otros dos accidentes fatales relacionados con obras en los estadios. En junio del año pasado, un trabajador cayó desde una altura de 30 metros en Brasilia, durante la construcción del Mané Garrincha, y en marzo de este año, otra desde cerca de cinco metros en el Arena Amazônia, en Manaos.
Por si no fuera suficiente con las tragedias humanas, el país también tiene una actuación cuestionable en cuanto a gastos para garantizar la infraestructura del Mundial. La mitad ya ha sido entregada y el resto está cerca de cumplir el calendario establecido por la Fifa. Pero, en el análisis de los gastos para construir o reformar las instalaciones, Brasil ya ha superado la suma que Sudáfrica y Alemania desembolsaron para los dos últimos Mundiales.
El gasto para la reforma o construcción de los 12 estadios alcanza los 8.000 millones de reales (unos 3.400 millones de dólares, 2.500 millones de euros), según el Sindicato Nacional de Arquitectura y de la Ingeniería, que realiza el seguimiento mensual de proyectos relacionados con la competición.