DILEMAS DE LA GUERRA CIVIL III : VICTIMAS Y REPRESIÓN
“El fenómeno represivo fue tan duro que inevitablemente surgieron una serie de mitos para que el terror pudiera ser normalizado tanto por parte de los perpetradores como por las víctimas. Estos
mitos arraigaron de tal manera que todavía hoy están vigentes en la sociedad española, en lo cual influye que solo recientemente, con la investigación y con la movilización social en torno a la memoria histórica, ha habido oportunidad de contrastarlos con la realidad de los hechos, antes ocultos, y con otro modo de ver el pasado. En realidad es la primera vez que muchas personas han hecho públicos sus recuerdos y sentimientos sobre lo acaecido en su entorno familiar.”
“Obsérvese un curioso fenómeno: los mitos en torno al caos de la República cumplen la función de justificar el desorden y la violencia Posterior. ¿Habrá mayor caos y miedo que el producido por el avance de las columnas sublevadas o el padecido por las ciudades y pueblos que sufrieron la guerra? Pero sobre todo, al criminalizar a la República, se oculta que la violencia habida en esos años no es nada comparada con la violencia y el terror que se extendieron por todo el país desde abril de 1939 hasta finales de la década siguiente. Años de terror, de muerte y de hambre, como el invierno de 1940, todo el año 1941, el peor, y buena parte de 1942, período que marcó para siempre a quienes lo padecieron. No solo se siguió matando sino que, aprovechando la guerra mundial, se dejó morir de hambre y enfermedades a los presos, que cayeron por centenares en las prisiones provinciales, y a sus familiares, víctimas de los males más diversos, desde los más comunes con que se denominaba el hambre (caquexia, avitaminosis, anemia e inanición) hasta enfermedades como el paludismo, las fiebres tifoideas o la pelagra. La mortalidad producida por el hambre diezmó el ya de por sí expurgado mundo de los vencidos. Sus consecuencias reales aún no han sido investigadas.”
“Otro mito básico es el que se centra en la terrible desgracia de las guerras civiles, lo peor que hay: la guerra entre hermanos. Cumple la función de olvidar la raíz del problema.”
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